El canto hipnótico del Coquí: Símbolo de la identidad puertorriqueña
Si nunca has escuchado el canto del coquí, te estás perdiendo una de las experiencias más encantadoras de Puerto Rico. Imagina una cena al aire libre con amigos, donde el cielo está estrellado y la brisa es suave. De repente, un sonido melódico y repetitivo comienza a resonar en el aire, como si la naturaleza misma estuviera cantando.
Para los puertorriqueños, el coquí es más que una simple ranita; es un símbolo de su identidad y un elemento esencial de su cultura. -”Desde que somos niños, aprendemos a reconocer su canto característico, ese “co-quí” que resuena por las noches y nos llena de nostalgia y orgullo, sin su canto, yo no puedo dormir”, nos dice Dania Santiago, quien por un tiempo fue a trabajar en Texas y de la única forma que podía conseguir el sueño era escuchando una grabación del canto de sus ranitas puertorriqueñas.
“El canto del coquí es el sonido de casa. Nos acompaña en las veladas familiares, en las fiestas y en las noches tranquilas, creando una atmósfera mágica que solo se puede encontrar en Puerto Rico”, nos comenta Alma Maysonet mientras comíamos su deliciosa cena bajo una sinfonía anfibia.
El canto del coquí es un símbolo de la vida nocturna en la isla. A medida que lo escuchas, te das cuenta que es parte de su naturaleza. Sin duda, es una experiencia que deja una huella imborrable en la memoria de quienes visitan la isla.
The Hipnotic Mating Song of the Coqui Frog
A symbol of Puerto Rican Identity:
If you have never heard the sound of the coquí, you are missing one of the most charming experiences in Puerto Rico. Imagine an outdoor dinner with friends, where the sky is filled with stars and the breeze is gentle. Suddenly, a melodic, loud and repetitive sound begins to resonate in the air, as if nature itself were singing. It is the coqui, coqui mating call of a tiny green frog.
For Puerto Ricans, the coquí is more than just a simple little frog; it is a symbol of their identity and an essential part of their culture. “Since we were children, we learn to recognize its characteristic sound, that coqui-coqui that echoes through the nights and fills us with nostalgia and pride. Without its sound I can’t sleep,” says Dania Santiago, who left Puerto Rico to work in Texas and found that the only way she could sleep was listening a to a recording of her puertorican little frogs.
“For us, the song of the coquí is the sound of home. It accompanies us during family gatherings, parties, and quiet nights, creating a magical atmosphere that can only be found in Puerto Rico,” says Dania’s mother, Alma Maysonet while she served us a delicious dinner under an amphibious symphony.
The mating call of the coquí is a symbol of nightlife on the island. As you listen to it, you realize that it is part of its nature. Without a doubt, it is an experience that leaves an indelible mark on the memory of those who visit the island.